04 agosto 2014

Cuando el sentido común llega a nuestra toma de decisiones

En cualquier sitio donde existe un problema, por muy escondida que esté, existe una solución. Aunque lo verdaderamente complicado es encontrarla y suele pasar principalmente porque las soluciones suelen esconderse en un lugar donde no estamos acostumbrados a buscarlas: en el sentido común.Y así es como se toma decisiones. 

Pasamos horas delante de nuestras mesas realizando matrices de datos y árboles de decisiones con mil y un métodos estadísticos y apelando a filosofías Savage, Laplace, Hurwicz… Dedicamos media vida a diseccionar los problemas centrando nuestra atención en aquello que nos obstaculiza en vez de mirar más lejos y centrarnos en la solución que es lo que de verdad nos dará la energía suficiente para esclarecer la estrategia. La solución no tiene necesidad de explicaciones previas del problema, sino que será la solución lo que conducirá al descubrimiento del modo de funcionamiento del problema. Son las soluciones las que deben explicar los problemas y no al revés.

Utilicemos solo unos instantes para definir el problema: ¿En qué consiste?, ¿Quién está implicado?, ¿Dónde se produce?, ¿Cuando aparece?, ¿Cómo funciona?…. Como nuestra mente estará sesgada por el problema, deberemos salir de ella y definir también el problema desde la perspectiva de otras personas que conozcamos bien. Definir el problema desde diferentes perspectivas nos abrirá nuevos escenarios.

Tras esto deberemos definir el objetivo. Cuáles son los cambios concretos que permitirán afirmar que el objetivo se ha cumplido.

Evaluar soluciones intentadas. Evaluar todo lo que no ha tenido éxito nos permite centrarnos en la dinámica concreta que mantiene el problema, o por el contrario, lo puede cambiar.

Técnica de empeorarlo. ¿Si quisieras empeorar más la situación como lo harías? Pensar en ello incentivará nuestra hacia la creatividad que se desarrollará como respuesta a la obligación impuesta a la mente de ir en dirección opuesta.

Técnica del escenario más allá del problema. Ahora piensa en cómo serán las cosas con el problema resuelto. Ya lo hemos dicho en otras ocasiones, si lo consigues creer lo creas.

Técnica del escalador. Cuando un escalador programa una ascensión parte de la cima y  programa la ruta al hasta el campo base. Esto hace que desde el objetivo cumplido se nos permita construir fácilmente la secuencia de acciones que hay que realizar para resolver el problema, partiendo del cambio más pequeño y concreto posible.

Y por último, corregir el tiro. No olviden naca que rectificar es de sabios. A veces lo problemas son sucesiones progresivas de decisiones a tomar. Según se vayan solucionando secuencias se puede ir desde la flexibilidad reprogramando la situación.

Esto nos servirá para sacar de la mente los “porqué” y llenar la mente de “cómo”.  Y ya sabéis, aunque este muy escuchado, “no busques resultados diferentes haciendo siempre las cosas igual”. Y ante todo. SENTIDO COMÚN.

 

Antonio Robles, profesor del Máster de Dirección de Recursos Humanos

en EUDE Business School

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